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No creas en Dios.

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Un puñado de estrellas, luz incandescente, ausencia de sonido, extremos de temperaturas. La inmensidad sin reglas: el abismo. Se que estoy soñando, no suelo flotar en mi rutina diaria. Ha sido un año agotador, tanto dolor tratando de abrirse paso hasta mi. Mucho de ello colapsando en mi desierto de hielo, atacando los espejismos. Me acosté pensando en los problemas de la mortalidad y los hechos arbitrarios. Una injusticia que parece ser objetiva. Aquejándome. A veces me sumerjo en las profundidades buceando sobre el Kraken durmiente, para ver si encuentro una solución desoladora que pueda alzar con mi puño derecho en dirección a su trono. Para amedrentarle. ¿Funciona? No. Soy poca cosa y cuando hago eso desciendo un poco más. Es por ello que ya no me interesa buscar formas de herirle, si me lastiman por su falta de interés. Soy u na partícula frente a la inmensidad, a merced de las voluntades titánicas y sus caprichosos vaivenes. Disoluta entre las capas de realidades que se reser

Próximo.

Durante un par de años presencié la deconstrucción de mis ídolos. Los vi caer de su altar, como trozos de satélite que si sos desafortunado, caen en tu patio. Fueron tangibles como artefactos y materia orgánica. Accesibles, imperfectos, talentosos, carismáticos, mortales, imperdonables... lo mismo de siempre. Excepto que no fueron una hipótesis, se manifestaron posibles y demostrables.   Yo decidí. Todos lo hacemos. También agradecí aunque hay una parte de mí, que inconsolable, sonríe ante pequeños triunfos postergados. Pero Yo el todo que aún no comprendo, debo avanzar. Quedan interrogantes sometidos al devenir.  Al menos sé que no hay límites, eso aprendí de los restos de ídolos en el patio.   Las estructuras de hielo cedieron, tras un arduo trabajo con años de esmero. Pude convencerme de una reestructuración. Siempre hablé sobre dejar recuperar mi verdadero yo, pero temía hacerlo. Gasté muchos más recursos en sostener mi desapego gélido que en avanzar efectivamente. Me perdí en

M.

Es otra mañana, un día más, horas, momentos, oportunidad, tiempo. Gracias. Te preparó el té, el fuego contenido calienta el agua. Mientras espero que te levantes. Abro las persianas. Dejo el día pasar, con su aire, sus sonidos, sus aromas, su polvillo. Ensuciará los muebles otro día vivido. Y será ignorado este hecho porque estaremos ocupados en la rutina. Encenderé mi computadora, o veré desde mi tablet intrascendentes redes sociales. Mientras miramos las noticias y desayunamos. Como si estuviéramos en un rincón de un cuarto gigantesco, sentiremos que solo nosotros existimos durante nuestro ritual. Alguien pasará por nuestra vereda y su presencia molestará cuando decidan visitarnos. No es la hora de las visitas, presas de la Ley de Murphy, llegan cuando son inconvenientes. La casa olerá a pino fresco. Contendrá en su estructura años y momentos de todas las personas que queremos. Y de vez en cuando recibirá a todos de nuevo, en especial durante Diciembre. Ese mágico mes. Ser

El ínterin.

Fui súper por un tiempo. Perfecto. Indestructible, bueno, ni tanto. A decir verdad estuve inmerso en trámites mientras las mejores posibilidades sucedían en mí. Las más insólitas, superiores a todo lo que alguna vez imaginé. Aunque no significa que no pude disfrutar de mi reincidente libertad. Durante el ínterin  pude alcanzar la altitud más alta, acariciar las aves rapaces durante su vuelo y alimentar a los leones con mi mano desnuda en el medio de la sabana africana. Nadé con tiburones y cacé con osos polares. Ninguno intentó herirme, sabían lo que yo: eso era imposible. Así pasé mis días libres, esas horas que ya no transcurrían con la misma velocidad. Noté como el flujo temporal era similar a un metal líquido capaz de atravesar mi materia y reprogramar sus ciclos sin mi consentimiento. Malicioso aunque incapaz de atribuirse cualidad alguna de vida, malintencionado de todos modos. Disfruté a mis amados, les declaré mi gratitud eterna por su amor incondicional. Lloré conmovi

Eso.

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Esos encuentros de chance. Escurridizos momentos de gloria, anónimos también. Solo se los aprecia en la nostalgia: “entonces yo fui ese día sin esperar nada nuevo, pero nos pusieron en grupos y ahí nos vimos por primera vez”. Lo cierto es que antes de ese momento, si es realmente inesperado, jamás habías reparado en esa persona. Esos minutos hablando por primera vez. Sin dobles intenciones, sin expectativas. Simplemente conociéndose de la forma mas tradicional. Con la guardia baja. Con la sonrisa sincera. Con el café de por medio. Con la gente observando extrañada ese par que habla como si nadie más estuviera allí. Solo ellos dos. Esos días perfectos se ensamblan mientras los vivís, donde cada nueva secuencia será memorable y lo sabés, pero no querés admitirlo. Empieza con algo tan simple como la primera vez que se encuentran fuera del ámbito donde se conocieron. Y fluye radiante durante una soleada tarde conversando, vibrando con cada mirada. ¿Es posible que tengan tanta conexión

Monedas.

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Tengo un cofre de promesas. Donde cada una toma la forma que yo deseo. Son las respuestas para cada pregunta que pueda explorar. Y he resuelto elegir la forma de una moneda. Tendrás que hacer lo mismo para ser mi contraparte.  Escucho los truenos mientras camino al encuentro, observando maravillado cuando caen al pasar todas las barreras materiales y culturales que intentaron imponerme. Forzar mi decisión, crear un espacio habitable para que esa emoción suceda. Caen como pétalos rosados sobre los cuales avanzo. Vamos a ofrecer nuestro triunfo sobre las aguas cristalinas. Pronto el último pétalo. No queremos conocer si volveremos a esta plenitud. La mejor parte de sentir, como ya sabemos, es dejarse llevar... Y cuando caiga el rayo, nos partirá en miles de monedas plateadas. Seremos libres, no habrá expectativas ni buenas intenciones. Podremos fluir en la economía de los amantes que hallarán nuestros restos y jugarán su suerte con nosotros monedas plateadas. Fuimos dos pero asu

Estados.

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13/12/11 Pensando en dar la vuelta, volver a verte, dejar que vengas y ya no perder ni a vos ni a nosotros ni a todo lo que pudimos y podremos si lo intentamos de nuevo. 10/02/12 Lo imposible, a la orden del día, se presta para que nuestra anticipada tercera parte sea incluso más memorable. Siempre pensé que era necesario dejar pasar unos años para continuar una historia si el plan original era que su desenlace no fuera definitivo. Pronto lo comprobaremos, 3 años después... 17/03/12  ¡Uh! Estoy tratando de ocupar mi mente. Es posible que toda esta energía me haga brillar en la oscuridad. Pienso en tantas situaciones. Impresiones de deseo, inteligencia y suerte, que sucedieron durante esas temporadas mágicas. ¡¿Recordás cómo cambiaba el aire cuando salíamos de noche?! Yo lo recuerdo perfectamente. Y es eso, la vívida memoria, razón suficiente para añorarnos.  Quiero volver a verte. Querés volver a verme. Y pronto, muy pronto, tan rebeldes como si

Reconozco.

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 Estilo (esa mala palabra). Es una facción que perfecciono. Muta según mis intereses. Mi actitud frente al ojo crítico casual, las mentes codiciosas que ansían mis prendas aunque no lo admitan. A veces es minimalista, convencional, incluso anodino. Otras veces cuando estoy en un momento de bondades internas; es colorido, osado, inteligente. En alguna ocasión todos los factores confluyen y obtengo algo original.    Mi estilo es ahora neutro. Intento lograr el epítome nonchalant. No quiero imponerme, mejor presentarme. Quiero ser percibido como alguien accesible. Por eso los tonos clásicos, con detalles modernos, accesorios clave, fragancias acordes, calzado trendy. Contengo mi pasión, avasallante para muchos. La reciclo para mejorar los rasgos, pensar los movimientos, anticipar los diálogos, editar sus contenidos.   La imagen de presentación. El plano de tu creatividad. Uniforme de combate contra los visos grises que perturban la vida diaria. Si es verdad que deberíamos unirnos en

Me desconozco.

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Con apatía, desdén, ¿ennui tal vez? Así se mostraba la dinámica. Cuando interactuaba con estos personajes: artista, dueño de club, músico, editor. Por ello me adapté a sus desaires, tan pronto la conversación viraba hacia algo más relevante que sus propios egos, algún proyecto pertinente, parecían perder el interés. Era un caluroso y semi nublado día de Diciembre. Dos días antes había seleccionado algunas de las prendas de mi archivo para estilizar a un delgado post adolescente con deseos de probarse modelo. Decidí presentar sólo remeras y camisas. Algunos accesorios. Nada más debido a la falta de organización, no había locaciones determinadas, no había un espacio designado para que se cambiara.  Previamente había un interés hacia mi serie de micro capítulos, parte de una novela corta que estaba haciendo. Había también un acuerdo donde yo ayudaría en una o más sesiones de fotos y a cambio se haría una sesión para mi novela corta gratuita online. Si estoy escribiendo esto, pueden

Te desconozco.

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Lo sabía, nada bueno proviene de ese lugar. Posers y wannabes se mezclan con los que realmente tienen algo que aportar. Todos se desviven por la cámara. Ese lente digital costoso que pretende talento. Si supieran que luego se los filtra, se les juzga desde el trono, una silla con animal print desgastado. Cuando la música termina, quienes aún creen en la ilusoria bienvenida, notan una fina capa de escarcha sobre los rostros intoxicados por venenos modernos. El año pasado quise probar varias hipótesis que tenía alineadas para una nouvelle que luego no envíe a un concurso literario. Predispuse emular como actor de método, la personalidad de alguien que sólo vive para lo vano. Interactúe con otros que viven a través de lo vano. No me fue ardua la tarea de pretender que vivo en mi burbuja artística, entiendo algo de ese mundo que desean evocar estos seres superfluos. Tenemos intereses en común, provistos por la cultura mainstream de la cuál obtenemos infinita inspiración. Me cuesta adm

Te (des)conozco?

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Salimos, quedamos, comimos, elegimos looks, hablamos, reímos  escribimos, llamamos, esperamos, nos reunimos, volvimos a reír  abrimos unas bebidas, jodimos, bailamos mínimamente, decidimos, terminamos los tragos, partimos.  Let´s go out! La dulce sensación de recorrer la avenida en grupo riendo, flotando, planeando, pensando, que sucederá más tarde, cuando cada uno por su lado conocerá algunas opciones.  We´re here! Ingresamos sumidos bajo un colchón de pop diseñado para diluir los diálogos anodinos recubiertos de sagacidad autocomplaciente. Nos desplazamos con ensayada indiferencia, detestaríamos desentonar alertando a la fauna top.  But first. Nunca logré estar in. Mientras mis conocidos eran una versión beta de lo top, yo estaba ocupado creando, pensando, titubeando, en ocasiones acertado, generalmente pasando desapercibido. Desde luego algunos lograron acariciar la superficie de su reflejo en la mirada aprobatoria siempre desdeñosa de quienes trataron de impresionar una vez

Érase una vez.

Érase tan frágil, al resguardo de la bondad, en su mundo caminaba entre las masas con libertad porque nadie osaría herirle. Decidió que necesitaba aprender del valor y optó por llegar hasta un mundo donde el tiempo provee de relevancia a cada instante pues es finita la existencia de los seres que habitan ese plano. ¿Qué mejor ejemplo encontraría que observar a esos humanos aprovechando de cada mom ento para llevar luz a sus vidas y las de los suyos? ¿Cómo podría fallar en elegir a los hombres como ejemplo de unidad y evolución? Tan pura llegó dispuesta a conocer la nobleza, observar cómo se construye un legado para generaciones futuras, cuanto se cuida el planeta que les da sustento, de qué modo los humanos interactúan con  las especies que dominan gracias a su evolución. Érase una vez podría hacer esto, su regalo para los dignos sería único. Pero se encontró con seres que le envidiaron desde el fango, le robaron de sus posesiones llamativas, le agredieron intentando colar su corrup

Has vuelto.

Has vuelto. Te esperaba. Desde ese día cuando se precipitó la sombra sobre la unión que envidiaba. ¿Cómo permitimos hacer y deshacer a su antojo la ambición de un ente vacío? El saludo amargo, frío, envenenado que bajo esas artimañas proferimos. Es mejor olvidarlo.  Hubo consejos, de quienes podían ver a través de las ilusiones. Acciones postergadas, como si el tiempo nos esperara a nosotros en lugar de arrastrarnos en su estela. Hay un puente que siempre estará. Desde el amor puro, sin temor alguno, hacia nuestra familia. Esa conexión que nos mantuvo frente a todo. Y aquí estamos habiendo reconocido. Aún debemos eliminar el vacío. Pero has vuelto y es todo lo que importa.

Dignos.

...acaso yo no recordaba que detenerse no es una opción, que inmersos en el flujo constante de la existencia las pruebas no cesarán, no. No lo harán jamás. Hemos de probarnos dignos constantemente ante nada en particular. Para existir, para perdurar, para ser relevantes en tiempo y espacio hasta que eso también deje de ser pertinente y debamos volver a comenzar sin habernos detenido nunca en primer lugar...

Té.

Necesito descansar. Mantenerme abrigado en la intemperie de mis creencias es agotador. Y cuando creo que ya no debo seguir prestando atención o fe, algo me dice que espere. ¿Sentido común? ¿O, la mística existencial es tan terrenal en este plano que toma forma de pensamientos razonables?  Elijo creer, como siempre, el optimista ve el vaso medio lleno. Aunque mi optimismo no es por ignorancia o temor. Se debe a que necesito seguir moviéndome, si me detengo es probable que estalle. Haga de mi “x marca el punto” un cráter. Lastime a quienes quiero la furia que colmará un camino de frustración recorrido pese a todo, para ver mis proyectos en efecto. Toda esa energía, mi decisión de rehusarme a lamentar, cargar con el peso del dolor de mis fracasos, llevar una sonrisa en mi alma como si nada estuviera perdido. Oh pero lo está, porque no me dejan recuperar el tiempo, está perdido. Y debo continuar.  Necesito descansar. Prepararme una infusión, algo para recuperar energías, planear mi sig

El patio.

Del amor más puro y profundo a lapsos de discordia interior que generan leves vientos huracanados en el patio. Allí donde todo está aún por hacerse, ruinas de momentos productivos, ecos de años perdidos. Ver el pasado como los años que no aprovechaste implica haber fracasado. O conseguir el éxito tardío. Aquel que no podes compartir con quien querrías. He sido un monstruo. Me precio de reconocerlos y confrontarlos si hace falta pero no hice lo suficiente para aplacar la oscuridad en mi. Ese patio podría ser recuperado, está a tiempo de limpiarse y florecer sus plantas, generar un jardín de armonía.  ¿Cómo tanto amor puede ser envenenado? Todo este tiempo pensé que el amor nos salvaría. Que sería la paloma blanca, el haz de luz, el milagro. Creer no funciona como un genio de cuentos infantiles, la fe no es más que una motivación para actuar. Y aquí estoy yo con los brazos cruzados, con las garras afiladas, quejándome de todo.  Salgo enfurecido para descargarme con objetos contunden

Un momento.

Sería en la confusión... un momento imposible. Un destello en la barrera que protege mis estructuras. Allí delante de la cúpula de azules y plateados, estaré al descubierto, desarmado, vulnerable. Mientras en simultaneo realice mis ansiados proyectos, vea en toda su gloria mi gélida ambición. Disiparé mis dudas, no volveré sobre mis pasos. Seré apenas visible, vagamente inteligible para que puedas reconocerme, durante un momento imposible.

Noche

Durante el apagón recorrí la calle hipnotizado, en la oscuridad atrapante, mientras batallaba la luz de las estrellas, favorecida por la ausencia de la luna. Conté como guía alterna con luces blancas de vehículos a varias cuadras de mi posición. El destello de algo que siempre me estoy perdiendo. Con la compañía de alimañas y el viento fresco, no temí al baño negro de mi perspectiva, le aproveché para reconectar. Donde cada cosa estaba antes en la luz, se mantuvo inmóvil dentro de la oscuridad. Pero recubierta de pequeñas sabandijas nocturnas que intentaban disfrutar de su anonimato mientras yo me abría paso con la mano firme sobre mi celular apagado para no tropezar si divisaba obstáculo como un relieve de negro sobre azabache. Fascinado al fin, ausente, olvidado y a la vez contemplado por millones de astros inertes. O la gran estructura universal. el sostén del desamparo. la inmensidad que se come a los dioses y escupe excusas de mortales que temen al olvido. Incluso el sol esta

Hago

Veo la luz extendiendo generosa su guía. Estoy seguro de mis planes incluso sin ella. Esperas que la rechace entonces, menosprecie su importancia en esta etapa. Pues no será así.   He avanzado conforme deseé, sufrido de acuerdo pacté, sangrado por cuanto confié, caído según ordené, proferido mil y un insultos a mi dios porque no estuvo allí para mí. Sí, por un instante me la creí. Y desde luego no   dejaré todo ese sacrificio pasar al vacío. En medio de mis tormentas, esperaba. Pues ya no más. Tal vez no estés aquí como deseo. Es mejor así. Haré porque es tiempo, haré porque es parte de mis planes, haré porque soñé, haré porque mil y un veces regresé a mi centro. Y efectuaré de inmediato la acción y plegaria más importante, pasarme al presente: Hago, ahora hago

Imaginación.

Tengo esa sensación de vacío y ansiedad que generan las posibilidades de una realidad paralela. El arraigo absurdo sobre los pilares que me conducen es no menos que irritante, la mayor parte de mis tiempos contemplo opciones de calculada libertad y escaso arrepentimiento.   Debo, porque ha de ser así, torcer las directivas que me doblegan mientras es inconcebible desobedecer al origen. Porque no será rebelión que respire, expanda mis perspectivas y destruya la realidad que me aprisiona como sólo una bestia creadora lo haría. Con el poder de su imaginación.

Invierno

Se puede sentir el cambio en el aire. Bullicio melancólico, la preponderancia de la noche. El festejo del sol. Pero en su ausencia el goce de escuchar rock con amigos, tragos con quién realmente querés. Bailar sin parar porque el ambiente lo permite, mirar intensamente dentro de sus ojos buscando el futuro inmediato, la belleza debajo del outfitt de marca. Las risas haciendo eco en las calles despejadas, la visión clara por la brisa fresca de madrugada. Alguna forma transeúnte en la vereda opuesta envuelta en blancos, azules, grises o negros. Todo debido al mágico frío. Bienvenido seas: invierno.

Una vez más.

A través de innumerables e inmensas distancias, inusitadas formas, indómitas energías, desafiantes pruebas, oscuros e inciertos lapsos existenciales, la desconcertante labor del tiempo, nuestros estados preexistentes, las arbitrariedades de cada etapa. A través de todo nos reconocimos triunfantes. Una vez más te estoy buscando...

Mi meta.

El sentido de lo real juguetea con mi depredador sentido de la razón. Espera inmóvil que mis garras se desplieguen para luego huir dentro del laberinto compuesto por todos los estadíos pertinentes de la vida. Sólo en lo aparente como acostumbra y sin evidencias concluyentes, este valor etéreo y precioso regresa en plena forma. Mientras espero su indulgencia o el premio por mi astucia que alguna vez le atrapará, me contento con saber lo poco que sé y ser capaz de recordar mi meta.

Tipo nada.

- ¿En qué estás pensando? -... (Una palma creadora pulverizando planetas, reciclando poder para crear una estrella. Los agujeros de gusano mostrando la luz de una explosión y/o la retracción de luz de una implosión en simultáneo. ¿Qué será de nosotros, pobres partículas de existencia? El titán sádico del cambio llegará para conmoverme, aunque consciente de cuánto no me sorprenderá. Resurgiré, lo tomar é como a la posibilidad que es y me sostendré amparado en mi nueva máxima... para no caer al vórtice de los proyectos inconclusos que deja en su furiosa estela de renovación caprichosa. Las emociones me atacarán mientras intento dirigir el caótico rebelde rayo de energía alteradora para lograr mis propósitos.   Debí levantar mis ideas en formatos prístinos mucho antes del final de mis días de gloria moderna. Hubiera logrado más, de haber sabido mejor, en el momento adecuado. Es curioso que ya no pueda lamentarme siquiera, la evolución de mis emociones ha desvanecido esa carga. Después

Abrázame

¿... o es demasiado pedir entonces? Dúctiles lágrimas enmarcan las compuertas, cantos de olvido y deseo armonizan el martirio, es apenas un momento de brisa donde hay vacío, la agridulce conciencia que recuerda el feliz lapso compartido. Un chasquido y la ruptura del cristal, el cariño hecho trizas dentro de la palma del hartazgo.   Un suspiro en la tormenta, el refugio cuando el caos, conquistar el sinsentido, encontrar revelación: abrázame