Turno noche.
Damián odiaba quedarse solo en el turno noche, lo decía siempre. Asustadizo, detestaba la gran cantidad de ruidos variados que se oían en los grandes ambientes del hotel, tras un par de horas desde que todos los empleados se habían ido a sus hogares. Muchas veces juraba al día siguiente que no eran los ruidos convencionales de las máquinas, lo que le erizaba la piel. Pero al ser tan exagerado, nadie prestaba atención a sus anécdotas. La noche del jueves no le tocaba trabajar, pero por necesitar el fin de semana para irse con su novia, cambió francos con su compañero. Que desafortunada coincidencia, a partir de las 00 hs sería la noche de Halloween. Como todos los jueves, el bar y restó cerraron a las 01 hs, luego los mozos y el personal del bar se retiraron, finalmente el personal de la cocina se retiró también. A las 2 hs Damián estaba solo de nuevo en el hotel, recorriendo alerta los grandes y modernos espacios donde una hora antes mucha gente caminaba, conversaba, reí