Su razón.
En noches tormentosas como esta, me pregunto por su presente. ¿Qué estará haciendo? ¿Alguien consiguió llegar a conmoverle? Mientras escucho el aire alborotar cada objeto en el patio, me preparo para recordar ese día, final de interminables horas de análisis. Sobre mis intenciones, mis acciones, mis deseos y su aparente falta de impacto. Las gotas golpean mi ventana, violentas se estrellan contra la superficie que se interponga en su camino. Observo el cielo oscuro definido por los truenos, pensando en su número. Un simple mensaje podría quitarme de la duda, también recordarme que hay enigmas que deben permanecer sin resolver. Pero esta electricidad que recorre mis recuerdos y entumece mis dedos, los mismos que se estiraron para intentar llegar a tocarle, me hace r epasa r los eventos finales. Esa última gota que rebalsó el vaso, antes que la primera gota de la lluvia tocara el suelo donde esperaba su señal. Me resultaba inquietante, molesto, frustrante a veces, el porqué de su