Placebo.
Un simple escalofrío recorrió la espalda de su amiga, mientras conversaban. Él era un enigma, cálido aunque evidentemente mostrando una cara. Apenas una faceta de su todo. "Quizás por timidez", pensaba ella. "O porque nadie le parece digno... excepto yo". Y se contentaba con ello, como tantas otras veces en que las emociones parecían colmarla detrás de la fachada indiferente que debía utilizar para no alertar a su amigo. Pero al fin sobre el escalofrío, no se detuvo allí. Las mascotas, un gato siamés y un perro ovejero alemán estaban visiblemente alterados. Aunque el dueño no parecía notarlo, solo conversaba con naturalidad mientras el zapping mostraba lo peor de nuestro presente: desinformación, manipulación de los medios, hipocresía, desnudez y sexo gratuitos, glorificación del oportunismo. Que nadie subestime el valor de series bien producidas con apenas 10 episodios por año. Cuando la alternativa es un reality obsoleto. Ella notaba el lomo de ambos animales eriz