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Mostrando entradas de mayo, 2013

La tormenta.

Hoy, esta tarde, sin más preámbulos, llegará finalmente la tormenta. Anunciada hace un año, confirmada el mes pasado, pronosticada en la semana y temida desde su inexorable conteo regresivo. Es posible que genere incertidumbre, despierte temores olvidados, desentierre situaciones sublimadas en el pasado. Al materializarse sobre nuestras cabezas, ahora alteradas por su apariencia sombría, el cálido día que la trajo consigo se tornó definitivamente oscuro, frío, inerte. Un presagio de lo que deparará esta aberración natural, un oxímoron pero una base de nuestra realidad rebosante de contradicciones e ironías. La polvareda que inicia el viento, precede lo sabido, el agua no tardará en tocar suelo y lo hará, nos alcanzará a todos por igual. Se introducirá en cada cosa con la que haga contacto, afectándola. 10 "El tiempo pasó y no puedo recuperarlo". 9 "Mi hijo todavía no vuelve". 8 "¡Qué cagada no puedo salir!". 7 "Me siento tan insignificante&qu

En el paréntesis.

Allí en el paréntesis, resguardado por silencio, en la penumbra esquivando la mirada curiosa: el cambio sucedió, su desarrollo comenzó. Oculto hasta que llegara el momento de revelar sus virtudes y resultados, si acaso.   La figura del decisivo se esfumó entre las múltiples formas transeúntes, sus fallidos colaboradores le perdieron el rastro, los sentimientos contraproducentes caducaron a la luz del sol del mediodía, su aroma elusivo impidió el recuerdo de quien ya no era el mismo. No quedaba nada por recordar del viejo diseño moldeado por lo arbitrario.   Y lo nuevo, lo bello, lo puro y pleno. Bien, será parte de otra historia...

Mirando mi ombligo.

De nuevo. Todo es posible, aunque complejo y distante, una vez más.  Suelo añorar la simplicidad de la  ignorancia o el desapego de la simplicidad, el júbilo de las vagas expectativas, la libertad de vivir sin pensar nada en profundidad, sin combatir tanto el plan inevitable que conlleva un proceder antiquísimo.  A veces me canso de tanto, a veces es demasiado. Me dejo caer con la guardia en alto mie ntras aparento fragilidad y reposo. Me alejo de mis designios que si jamás fueran no sería, que si no hubieran sido no podría, que si alguna vez se habilitaran llegaría sí, pero agotado de mi mismo. Colmado del sinsabor de una victoria anunciada en el tiempo y demorada en el efecto. Luego opto por levantarme, despego mi mándala del despertar, dispongo suceder como diseñé y disfrutar como accedí y encontrar en la energía conmovedora que tanto se publicita el abrazo colosal que debería completarme... hasta que me halle listo para volver al camino.