El Pub (parte 3)
Estábamos hablando, las conversaciones se cruzaban, a veces entre el ruido de los autos, el bullicio calmo de los bares y los grupos de gente que también estaba decidiendo donde ir mientras caminaban sin rumbo exacto. Nos sentíamos libres, cuando la vereda de la avenida era toda nuestra y el aire gélido nos acariciaba. En una esquina llegamos a la primera encrucijada: esta calle o la otra cerca del río para elegir donde ir. Justo allí lo ví, a 100 metros, en la vereda del frente, su anuncio, ese sello negro enorme con las iniciales en luces de neón. Lo tenía tan cerca, pero era temprano y mis amigos apenas si lo conocían. Giramos a la derecha y despedí la posibilidad de conocer El Púb esa noche. ¿O no era una despedida? Como reza el dicho: Ten cuidado con lo que deseas. Mis amigas a quienes conocí en un curso, tenían que trabajar por la mañana del feriado y habían salido solo para complacerme. Era un gesto tan amistoso que casi me dio pena, aprovechar que se iban para sugerir otro d