El Pub (parte 2)


  • Noche movidita.
  • Si veo, pasaban los taxis ocupados uno atrás de otro.
  • Y viste que ahora es el movimiento, toda la noche va a ser así, mitad de semana feriado, lleno de estudiantes.
  • Claro si. Eso hace que se llene todo. ¿Tenes que estar toda la noche?
  • Depende, lo voy manejando. No me gusta mucho de las 5 en adelante porque los pendejos están en pedo y te pueden hacer un desastre en el auto.
  • Uh me imagino, no saben tomar.
  • Si, la chicas sobre todo, son terribles. Suben hermosas y vuelven destruidas.
  • Por suerte ya pasé esa etapa. Tomo algo tranqui pero eso es todo.
  • Y si, ¿sino que disfrutás?
  • Claro. Son otros tiempos también, todavía les falta para llegar a controlarse como uno.

Tras esa charla premonitoria, bajé en la esquina y me maravillé con la vista. Como siempre el frío enmarca mejor la noche. Cerré mi campera, evalúe el panorama y subí, ese espacio angosto, con edificios en ruinas y otros impecables alternándose. Crucé dos figuras que conversaban, inocuas. Seguí subiendo y llegué al edificio. Ahora sí, la noche comenzaría... 
No me interesa comer en una casa cuando programo una salida. Me gusta conocer nuevos lugares, generalmente los tengo marcados de antemano, pero ella quería cocinar así de paso esperábamos a su amiga para salir luego. Por mi parte, había conseguido también que un amigo que no sale mucho accediera a venir. Y para mi sorpresa otro amigo suyo vendría. Seríamos 5. Me prestó su notebook para ver que podíamos hacer más tarde. Casualmente un conocido estaba conectado, para apuntar ese destino que había relegado evitando ser egoísta.

  • ¿Hey que hacés conectado?
  • Amigo, acá boludeando un rato. ¿Vos?
  • En una especie de previa. ¿Salís?
  • Claro hoy se re pone. ¿Estás acá?
  • Si, me vine porque las veces que salí un feriado acá fueron memorables.
  • Jaja bueno media pila entonces.
  • Estaba viendo que hay para hacer hoy. ¿Vos donde vas?
  • Previa en lo de un amigo y luego a El Pub.
  • ¿Abre hoy?
  • Sí, claro.
  • Uh no tenía idea. Y yo que le dije a mis amigos de ir al otro extremo del centro.
  • Jaja ¿la bajada al río dónde están todos los pubs rockeritos?
  • Si, en uno toca un dj amigo. Y ya les vendí la salida.
  • Y bueno la próxima será.
  • Mmm no se, si abre, tendría que ir.
  • Fijate.
  • Dale. Capaz nos cruzamos.

Luces, frío, las calles de naranja brillante, gente por todas partes, no demasiados, ni siquiera muchos, dispersos pero yendo a su destino. Pensé que sería distinto, como siempre, mientras elegía entre los 20 eventos o más, de la noche. Un amigo quería ir a un bar cool donde tocaba una amiga DJ, la inspiración para un personaje de mi novela. Claro, no sabía la dirección. Así que luego de dos llamadas y un par de mensajes sin respuesta, subimos a un taxi, las chicas tenían tacos.
Debo admitir, por todo lo que me quejo cuando mis amigos de siempre no salen, ni le ponen onda a nada en general. Yo no soy tan distinto. Es difícil sacarme de mi mente. Incluso cuando diseño la salida, suelo observarla en visión panorámica, buscando detalles molestos. Por eso se como evitarlos: flacos que buscan encarar amigas, gente conocida que no soporto, histeria de todo tipo, espacios incómodos.





Llegamos a uno de los epicentros, un punto X, donde tenés 5 pubs geniales en un radio de 2 cuadras a la redonda. Ingresamos a este local que no había visitado antes a través de un cuarto rojo con dimensiones mínimas, tanto que no podrían pasar dos personas juntas cómodamente. La iluminación tenue acentuaba esa segunda puerta con grandes ventanas de vidrio donde podías divisar el ambiente. Tuvimos que esperar que una banda retirara sus instrumentos del mini escenario y a la gente que le da ese toque rocker cool en las fotos. El vacío expectante de ese local, trajo consigo el frío de la calle. Algo que las cervezas no ayudaban a combatir. Pero esto ya lo sabía, de haber querido evitar el abrazo gélido de la madrugada hubiera tomado vodka, mi bebida favorita.
Mientras esperábamos cruzarnos algunos conocidos. El DJ se preparaba para un set donde solo reconocería "My Drive Thru". Era como una playlist de Spotify, antes del furor de esas playlists: tracks trendy, elegidos arbitrariamente, compilados para hechizar una audiencia que espera hallarse desorientada por melodías que no reconocen, mientras repiten patrones de salidas previas. Siendo fan de Pharrell desde el 2000 y habiendo tenido ese tema como ringtone, solo el DJ y yo sabíamos quienes cantaban ese tema. Por un instante me sentí mal por haber propuesto este lugar, entre el brainstorming de espacios y propuestas, mi sugerencia triunfó.
El olor a porro cerca de los baños, solo me hacia pensar que tanto más podría haber sido esa noche, de haber ido con amigos más aptos para esa escena. Las camperas de cuero desfilaban, ellos claramente no temían mostrarse. Las minas preciosas tan estilizadas con sus shorts y tacos y detalles que pasarían desapercibidos para todos, pues no era posible concentrarse en otra cosa que sus figuras desplazándose entre la multitud.
Lo mejor vendría luego, cuando fuera momento de cambiar de lugar. Y el amanecer me encontrara limpiando la sangre de mis zapatos.


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