Etapas.

El rocío baña las hojas de esas copas inmensas bajo las cuales caminamos, árboles centenarios, sus raíces han roto las veredas. ¿Cuántas veces caminamos por acá? Se siente como dar vueltas en círculos por la ciudad, es el déjà vu de las relaciones pasadas. Volvemos a experimentar situaciones, etapas que atravesamos con más ingenuidad en otro momento, tal vez por eso se sientan más frescas que el presente. 
Desde que nos conocimos casualmente, como en toda comedia romántica, viendo una banda, compartiendo ironías y sarcasmos, aún no habíamos salido hasta esta noche. Es cierto, tuvimos una charla por la tarde para conversar y probarnos el uno al otro, tantear el terreno. Y ahora estamos en nuestra primera salida, donde su aroma se mezcla con la calle y el ruido de la noche. Tengo flashbacks de la contraparte gélida, la inefable ex, que representa todo en lo que ella podría convertirse algún día. Tal vez no suceda, no debo pensar en el frío. Primero repasemos los eventos de la tarde.



La tarde.

El líquido cae lentamente, se desprenden pequeñas gotas de la corriente principal, mezcladas con el vapor suben al ambiente del lugar y se diseminan permitiendo que todos perciban su aroma: café. Las tazas de blanco impecable se depositan sobre una barra de madera pulida, moderna, mientras el mozo llena los vasos pequeños con soda y deposita el pedido sobre una bandeja. Camina en dirección hacia una mesa ubicada en el centro del bar, con las pequeñas notas de aroma del café de la máquina a su alrededor, en cámara lenta. Todo el recinto está moviéndose en cámara lenta, alrededor de esos dos jóvenes.

  • ¿Pensaste que te iba a evitar?
  • Por unos minutos sí.
  • Me atrasé con el colectivo, siempre pasa frente a mí cuando tengo algo importante que hacer.
  • Es horrible eso, te quita toda esperanza.
  • Pienso que te da esperanza.
  • ¿Ah sí? ¿Por qué?
  • Bueno, tenés que continuar, seguir tu camino hasta la parada aunque a media cuadra hayas visto la línea que tenés que tomar con urgencia.
  • ¿Confiar en que el Universo conspira a tu favor?
  • Jaja algo así. Es más no darte por vencido.
  • Darte por vencido sería resignar la plata del café por un taxi.
  • Bueno soy una dama, podría recurrir a la noción machista que te obliga a pagar mi café.
  • Mientras tanto soy un flaco, si resigno la plata del desayuno en un taxi, me cago de hambre.
  • Lo siento por el doble standard de nuestra sociedad. Al menos vos podés divorciarte y casarte con una pendeja 30 años menor.
  • Y me duraría lo que le dure el interés por mi plata.
  • Bueno nadie dijo que no habría karma involucrado.
  • Esperanza, universo y karma. Todavía no llegó el café.
  • Y machismo.
  • Cierto. ¿Entonces puedo pagar tu café?
  • No hace falta, el segundo colectivo llegó justo cuando pisé la esquina, zafaste.
  • Fiuu, mejor así puedo volver en taxi a casa.
  • ¿Pensás darte el gusto?
  • O tal vez lo guarde para esta noche, por si perdés el colectivo.
  • Bien pensado, imaginate, hoy vine casual y lo perdí. Esta noche tengo que producirme, tal vez me de por vencida.
  • Afortunado el taxista.
  • Una pena tu billetera.
  • Está acostumbrada a estar semi vacía.
  • La mía también y eso que soy una dama.

Los vehículos circulan veloces y ruidosos, la gente camina apresurada en su realidad. Pero desde esta mesa se los ve en cuadros, desplazándose en detalle, pisando un charco de agua cuyas gotas danzan en el aire, hasta estrellarse contra el asfalto en una forma tan bella que es una pena ver como la pisotean con torpeza de camino a sus rutinas. El café llega, expectante, vibra frente a las oraciones que se desplazan sobre su superficie. Su aroma envuelve las sonrisas, los gestos de interés disfrazado con humor, los momentos en que se abstraen de estar en presencia del otro para imaginar esta noche. Y cuando regresan con plenitud al momento, con una retórica inmaculada, cargada de deseo.

  • La banda estuvo buena, mis amigas trataron pero ninguna se llevó el premio a la groupie de la noche.
  • Estuvo bien, sí, amigos igual no le pusieron mucha onda. Mejor así porque su idea de ponerle onda, es quedar tan en pedo que se necesitan dos personas para moverlos.
  • Te fuiste antes que yo.
  • Ja eso es porque tus amigas no se rinden fácilmente y los músicos estaban muy pasados de vuelta.
  • No llegaste a ver la maravillosa caminata tambaleante del cantante hasta la salida.
  • ¿Fue tan bella?
  • Oh si, danza clásica, mezclada con pelea de borrachos.
  • La próxima me quedo entonces.
  • La próxima voy sin amigas. Ni en pedo rechazo hasta las 7 de la mañana invitaciones de flacos tan borrachos que no pueden ni hablar.
  • Eso hubiera sido maravilloso verlo.
  • Maldito. En tu lugar no haría esos comentarios, podría retrasarme mucho y tomar un taxi esta noche.
  • Oh me amenazas, ¿tan pronto? Te jodes vos porque no voy a tener para acompañarte a tu casa.
  • ¿Me acompañarías a casa?
  • Obvio.
  • Que romántico cliché de tu parte.
  • Imaginé que te conmovería.
  • Me conmueve tu falta de originalidad.
  • Oh sos tan tierna, gracias. Me esmero en ser como la mayoría.
  • Lo noté.
  • ¿En serio?
  • No me hagas volver sobre tus zapatillas.
  • No tuve tiempo a lavarlas.
  • Al menos los cordones, esto es una cita.
  • Debí venir con un chaleco y pantalón de vestir.
  • Por supuesto. Ni siquiera estás usando gel en el pelo.
  • Vos viniste en jean, ¿dónde está la pollerita hasta la rodilla? Puedo quejarme también.
  • ¿Uniforme de colegiala o bibliotecaria sexy?
  • Dejame pensar... colegiala.
  • Pará con la originalidad, no se como responderte.
  • Perdón, seré mas previsible. Entonces, ¿esta noche nos vemos?
  • Seré puntual, tal vez ni me cambie para salir.
  • No te hace falta.
  • Vos lavá los cordones de una vez. Sino ni me acerco.
  • Voy a usar otras zapatillas, lo merecés.
  • Awww... poneles talco.
  • Ja, siempre. Es más voy a pagar tu café.
  • Y yo los exprimidos
  • Entonces dejo la propina.
  • Bueno, está bien. Pero ni se te ocurra acompañarme a la parada de colectivo.
  • ¿Y si lo perdés de nuevo? Por lo menos podés hablar con alguien.
  • Mmm ok. Podes acompañarme, de paso te enseño sobre la esperanza.
  • Una cosa a la vez, todavía ni me cambié las zapatillas.
  • Es verdad, las zapatillas primero.




La noche

Recuerdo fragmentos de la tarde, sucede cuando realmente me gusta alguien, no puedo concentrarme en algo específico, floto sobre los Vines de nuestra charla. Puedo mirarla en loop sonriendo todo el día.
Nos encontramos a una cuadra del pub, donde para el colectivo. Baja espléndida por supuesto, fingiendo que el viaje la agotó, se abanica con la tarjeta, intento no mirar otra cosa que sus ojos, aunque sus prendas me distraen hacia el cuerpo. No me pide ayuda alguna por supuesto, está en botitas, con jean y una remera, trae una campera en la mano, el clima está perfecto para deambular por las calles como pensamos hacer.
Otra banda, pero la vemos juntos, ella eligió y casualmente (como no) es una de mis preferidas también. Saludamos conocidos al entrar, las mesas dispuestas frente al escenario son parte de esa tendencia donde tratás de comer, cantar y bailar al mismo tiempo, sentado. Mientras servís un vaso de cerveza y charlás con ingenio y humor atendiendo que no se aburra, ni descubra que estás nervioso.
Pasa tan rápido, otra vez, los 100 minutos que tocaron se fueron y dejaron piezas, para reconstruir nuestra charla.

  • Entonces, te falta un año de cursado.
  • Y terminar de rendir.
  • Siempre terminar de rendir. Que tortura.
  • “Los fundamentos son la base de la diversión”.
  • Mikhail Baryshnikov … ¡Ah! Viste...
  • Uptown Girls.
  • Jaja. Genial, bien pensado.
  • Lo intento. Entonces ¿qué le faltó a la banda?
  • ¿Por qué pensás que les faltó algo?
  • No te vi subir a bailar sobre la mesa.
  • Para eso están mis amigas.
  • Y mis amigos.
  • Somos los aburridos del grupo, según entiendo.
  • Pero lo bueno de aburrirse es salir al patio a tomar aire.
  • Ah, sutil. Es bueno sí, el frío sorprende.
  • Por suerte esta noche no hace calor.
  • No hace calor porque traje abrigo, es la ley de Murphy, no la suerte. Espero que ese pub esté bueno.
  • Vos elegiste banda, yo te llevo a mi pub favorito ahora.
  • ¿Siempre hacés esto?
  • Uh si, dos veces al mes por lo menos...
  • Tenes levante.
  • ...con amigos. Agradecé que te hice un lugar en mi agenda.
  • Aprecio tu esfuerzo para hacerme compañía esta noche.

Donde voy a escuchar buena música, no hace falta amontonarse, los espacios están divididos para que podamos hablar tranquilos. No pensé que disfrutaría la charla, tanto que no pienso en los besos. Bajamos al subsuelo, cerca de la barra, sugiere que pruebe un trago. Le digo que si no me gusta me debe dos de lo que yo tomo siempre, accede tirando su cabello hacia atrás, invencible. Otro Vine mental.

  • No dijiste nada sobre mis zapatillas. Estoy ofendido.
  • Las noté bajando la escalera cuando casi apresuran tu descenso recién.
  • No se de qué hablás, además de caer lo haría con estilo.
  • Oh me encantaría ver eso.
  • Ensuciaría mi bello atuendo que seleccioné para atraerte.
  • Como las plumas de un ave.
  • Exacto, Swag.
  • Creí que estaba censurada esa palabra.
  • No sonó ninguna alarma.
  • Por las dudas no la repitas. Si pago tu multa no podré volver en taxi.
  • ¿Taxi? Muy minitah de tu parte.
  • ¿Minitah? Usá mis botas una noche y vemos quien es más minitah a la hora de volver a tu casa.
  • Vos usá mis zapatillas...
  • Ok
  • sucias.
  • Ah no, eso no.
  • ¿No querés ser chabón por una noche?
  • Te aviso si cambio de parecer.
  • El trago está bueno.
  • ¿Viste?
  • ¿El tuyo está igual de bueno?
  • Probá...

El beso silenció el bullicio a nuestro alrededor. Extático. Las etapas serán similares, pero la química detrás de nuestro beso es nueva. Nunca sentí esto. 
Es de noche, estamos fuera caminando desde el taxi hasta su puerta, está refrescando de nuevo, como cuando nos conocimos. Su aliento es dulce, su risa destella frente a mi, sus pupilas están reflejándonos. Los segundos transcurren lentamente, aguardando y la ciudad retoma su ritmo cuando entramos al edificio.



La mañana.

Se fue temprano porque tiene que cursar a las 11 hs. Nos veremos mañana a la tarde para no saturarnos. De paso, me dijo que llame a mis amigas y les cuente lo grande que es y lo bueno que es, jugando al PES. Le dije que no me gusta exagerar y que diré que fue decente. No sentí el hielo, ese frío que te deja la relación anterior, una marca de la cual no estás consciente, es notoria para la siguiente persona importante en tu vida. Tal vez, sea él. Siempre pensé que la persona para mí, sería quién esté al tanto de esa marca helada y tenga eso presente para no dejar que lo nuestro se congele. Algo me dice que puede ser él. Pero espero ser sorprendida, dejaré que todo fluya.


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