Un mes.
Un mes, 30 días más
o menos, 4 semanas, 720 horas en 30 días, demasiados minutos, muchos segundos subestimados, tantas oportunidades que se fueron sin
ser notadas.
Un mes sin escuchar tu voz,
sin despertarme y ver que estás bien empezando tu día, sin discutir
segundos a la vez porque quiero escuchar música o leer tranquilo un
rato, sin sostener tu mano, sin mirarte a los ojos y preguntarme por
que la vida no le dio algo mejor a una mujer como vos, sin tomar el
café después de almorzar, sin mirar programas de chimentos juntos y
reírnos, sin abrazarte y saludarte al irme a trabajar, “Chau Mamá“
me decías cuando me iba apurado y yo siempre decía “Chau Mamá,
estoy apurado”. Porque creí que siempre habría más tiempo,
supuse que sabías cuanto te amaba y por eso no necesitabas mi saludo
al irme a trabajar. Pero no te quepa duda, pensaba en vos
constantemente y sonreía.
Todas estas cosas las hacía
a diario, tal vez por eso hoy pude levantarme y seguir, pese a todo,
porque estás conmigo. Como si no te hubieras ido hace un
mes, todavía no puedo creer que hayas dejado nuestra casa y hoy no pueda sostener tu mano Mamá.
Comentarios
Publicar un comentario