Sin nostalgia.
Sin
nostalgia. Sin pronombres. Sin motivos. El Verano es traicionero. La
melancolía residual de otros tiempos te nubla la playa. El calor
motiva tus impulsos. Te muestra juventud y libertad. Bailas al ritmo
de la dicha. Buscás el futuro inmediato en su mirada. Recorren el
paisaje de arena y agua como niños, explorándose. Divagás y el
tiempo se despega de tu conciencia. Pero te romperá el corazón.
Terminará. Creeme…
Sin
nostalgia.
El intercambio es casual.
Ni siquiera un beep en el radar. Apenas una conversación y el hastío
que los días en soledad te han dejado, desdibujando expectativas.
El intercambio comienza a
tomar forma, ¿de qué? De charla casual por supuesto, el hastío
ante todo. Todavía ni un beep en el radar.
El intercambio ha tornado
en algo más pertinente, aunque no vas a admitirlo, es llegar y
conectarte para ver si está. Un beep fantasmal.
De repente te hallás
sonriendo ante sus posteos, sus oraciones inmaculadas, su humor
ácido, su evidente interés. ¿Es extraño que te guste como
escribe? No, es una sensación somnolienta. Un beep pertinente.
Eramos dos seres
solitarios hartos del vacío. Yo concluí esa etapa infructuosa poco
antes de cruzarte. Le dí más tiempo del que merecía. Hablarte dejó
de ser un detalle en mi radar para volverse parte de mi día.
Y entramos en una
dinámica torpe que no pudo establecerse, no le dimos tiempo. Lo
único constante fue la intención de borrarlo todo. Un mandato que el
vacío suele exigir. Y que reciente, saboreo metálico en mi paladar.
Los días calurosos, abrumadores, las festividades aproximándose.
Pasar un recital que esperaba ver pensando en vos, tiempo perdido. Es
mi carga por ser intenso.
Nos entregamos con tanto
deseo que ardimos bajo el amparo irónico de esta estación, hasta que el oxígeno se
consumió dejándonos con nada. Los tiempos de interacción pasaron
de segundos a horas, pronto serán un beep lejano en mi radar. Las
palabras hasta hace poco hipnóticas, saltaron al vacío. Su espacio hueco disparó preguntas
cuyas respuestas parecen obvias.
¿Dónde
van los títulos que se obsequian durante el frenesí, cuando todo
termina?
¿Dónde
está la devoción prometida? ¿Era tan efímera e inconsistente que
se escurrió a solo días de ser declarada?
¿Por
qué el deseo de leerla ya no está conmigo?
¿Era
necesario conocerla? ¿No estaría mejor de no haber sentido algo
así?
¿Fue
todo tan repentino que no puedo elaborar nostalgia? ¿Sentiré
nostalgia sobre esto alguna vez?
¿Fui presa del repulsivo pulso del Verano?
¿Fui presa del repulsivo pulso del Verano?
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