El momento.
En esa búsqueda constante, impronunciable,
aplacada con distracciones, todos nos hallamos. Dentro de una habitación
iluminada solo en el centro, cuyas paredes quedan en penumbras donde se dibujan
las siluetas de quienes esperan el momento. Un acontecimiento que puede llegar
de repente o construirse anunciando una cuenta regresiva hasta que sucede. Y
cuando lo hace, las penumbras se disipan, el cuarto se llena de color y su mano
se extiende para llevarte a un espacio genuino. Pero no hablemos de eso aún,
hablemos del presente, hablemos de esta noche.
Él
Pregunté a mis amigos en general si alguno quería
ir a ver esta banda, no esperaba mucha predisposición, el frío los acobarda. La
noche fresca te permite pensar con claridad, el panorama es prístino con la
baja temperatura, los contrastes de azules, plateados y negros conceden
expectativa al camino que elijas. Para mí no hay mejor contexto para salir.
Mis zapatillas se mojan cruzando la calle a una
cuadra del pub, no me detengo para acomodar los cordones que, empapados se
arrastran entre las hojas y el polvillo de mosaicos quebrados en la vereda. En
el medio de la cuadra veo ese portón, la entrada no representa nada especial,
parece un antro para entendidos.
Uno de los pibes pide dos cervezas en la barra
mientras examinamos que hay para ver acá. Tratamos de hablar sobre cualquier
cosa menos las obvias, facultad, trabajo, son anuladas automáticamente. Algunos
tratan de bailar, para sacudirse el frío. Están haciendo tiempo mientras la
banda jode en el backstage con los organizadores y dueños del pub. La “joda” en
cuestión, es mucho para un Viernes pero normal para un grupo de rock. Yo con un
poco de alcohol estoy bien por ahora.
Ella
Mis suelas golpean las veredas descuidadas,
rajadas en parte por las raíces de árboles antiguos, cuyas copas dejan pasar la
luz de la calle lo suficiente para que se vea por donde caminamos más no
quienes somos. Un grupo pequeño, hablando sobre la semana de estudio y algún
encuentro pre romántico de una amiga con un flaco de la facultad. Agradezco que
no hay mucha gente en la calle para oír esta conversación tan femenina.
15º esta noche, esperé salir toda la semana
deseando que el clima me favorezca. Salí a la calle y era todo tan nítido, bien
definido, la razón por la que me gusta el invierno, las cosas son más simples y
directas. #EsViernes. Pero mis amigas no sienten el mismo aprecio por el frío.
Pregunté si alguna quería ver esta banda, solo 2 respondieron, tuve suerte que
a tantas les gustara el rock indie.
Veo el portón desde la esquina y siento un
cosquilleo extraño, elijo ignorarlo, lo atribuyo a que tengo ganas de salir,
tomar algo, bailar poco tal vez nada, no quiero ser de esas que buscan atención.
Pasamos la puerta, el pasillo mal iluminado me deja mentalizarme para un salida
que por alguna razón parece interesante.
Las figuras se mueven dentro del cuarto, donde
luces tenues alternadas con un par de reflectores con patrones irregulares, añaden
calidez a un contexto gélido. Si te es posible despegarte de tu perspectiva,
podés ver el vapor de tu aliento mientras observás sorprendido esas
personalidades tratando de ajustarse a los moldes que otros proyectan. Es un
baile divertido para quienes participan. Destellos que emiten las sombras
cuando sus dueños participan en un juego histérico de interés, timidez,
confianza, desconexión. Emociones exaltadas en loop: risa, duda, nostalgia,
negación, risa... El desfajase entre las oraciones pensadas y las que salen de
la boca de cada uno de ellos, visto en cuadros de diálogo con forma de globos
de colores. Podría ser un clip con 100 millones de views en Youtube. Pero es el
trasfondo de esta noche fresca y sus expectativas.
Él
La banda parece estar lista para tocar, han pasado
4 cervezas desde que entramos, estamos
entrando en calor. He mirado disimuladamente, para encontrar una mina que llame
mi atención. Mis amigos hacen señas entre sí como si jugaran al Truco, ja, esa
habilidad es muy útil. Veo una pareja efímera, usando el diálogo para los
comienzos, las introducciones, las mentiras blancas. Ha pasado un tiempo desde
que sentí algo intenso por alguien, algo inesperado que atravesó cada defensa
irónica, derribó mi guardia en alto sarcástica, se rió conmigo y mi humor
cínico.
Esto se siente tan repetido, un calco de otras
noches. Debería probar en el patio, aunque sea para tomar aire un rato, si el
humo me deja. Pero escucho los primeros acordes cuando estoy dando el 5º paso
lejos de mis amigos. Tendré que esperar un poco más.
Ella
Una de mis amigas evalúa las botas de una conocida
que está cerca del escenario, un lugar chico donde la banda toca a no más de
dos metros de distancia. Me río pensando si esto será todo lo que habrá esta
noche, charla de chicas, un trago y música. Mi otra amiga mira al bajista con
interés y me pregunta si luce bien como para acercarse en un rato y hablarle.
Cuando él llegó fue repentino, un suceso, una
conmoción. Estaba inmersa en mis pavadas diarias, las salidas nocturnas eran
idénticas, el hartazgo de no encontrar a nadie me colmaba. Y su presencia paso
desapercibida, hasta que decidió hacerse notar, con su forma única de hablarme
a través de mis barreras, le fue tan fácil llegar sin proponérselo... Miro el
patio con sus luces verdes que lo ambientan a la perfección, otra vez esa
sensación, la que me colmó cuando estaba por entrar. La banda empezó a tocar.
Tendré que esperar un poco más.
Mientras la noche se desarrolla a través de las
acciones e intenciones de cada personaje dentro de la habitación, hay dos
siluetas que no parecen deseosas de participar del ritual. Aisladas del
bullicio colorido que los rodea, son capaces de presentir las estructuras que
predominan entre sus pares. Ambos observan la salida del ambiente hipnótico que
lleva hacia un lugar donde literalmente cambiará el aire que los rodea. El
portal se muestra evidente como la misma puerta de acceso al pub pero es
necesario lograr el balance exacto entre experiencia con lo superfluo y
búsqueda de lo constante para notarla. Cuando la banda termina el primer set,
las figuras se escabullen a destiempo. Es posible ver la electricidad que
genera esa sensación de entusiasmo anticipado que están sintiendo.
- Él -Una pareja se apoya a chapar en la pared donde estoy ubicado para pensar un poco, mientras evito el humo- ¿Será karma?
- Ella – ¿O será un simple patio para fumadores?
- Dudo. ¿Qué raro, no fumás?
- ¿Raro? ¿Y vos? ¿Tendría que sospechar algo acá?
- No fumo esta noche.
- Yo buscaba aire fresco y esto era lo más cercano.
- Me pasa algo parecido, me saturó todo ahí adentro y el frío me deja pensar, me da...
- ...claridad.
- Si. La mayoría no lo entiende.
- La mayoría está tratando de levantar algo ahí adentro y nosotros afuera en Invierno.
- Es tolerable, tengo alcohol en la sangre.
- Yo necesito un poco más, mis amigas con suerte vinieron, es casi un milagro que pidieran 2 tragos, pedir un tercero sería demasiado.
- Tus amigas le pusieron onda, la mitad de mi barra está perdida y no me responde los Whatsapp.
- ¿Alguna catástrofe natural?
- Casi, se pusieron de novios.
- Oh el antiguo y conocido sacrificio de la vida social.
- Se repite tanto que ya no debería pasar.
- Es un clásico y los clásicos nunca mueren.
- Las fórmulas probadas son mainstream.
- Oh dijiste mainstream pero no te veo usando lentes de marco grueso o un cardigan tejido de $800.
- Shh, estoy camuflado.
- Debí notarlo antes, por la banda indie y tus zapatillas.
- ¿Qué tienen mis zapatillas?
- Están gastadas y los cordones mal atados y embarrados.
- Eso es culpa de la municipalidad, no mía.
- ¿Culpando al sistema eh? Los clásicos...
- ...nunca mueren.
- Están por empezar, voy a comprar un tercer trago para avergonzarme mientras mis amigas encaran músicos. Después veré que raza de gato quiero para mi vejez prematura.
- Más te vale, por atreverte a salir del standard esta noche.
- ¿Te vas a quedar tomando frío?
- ¿Bajo el cruel amparo de la baja temperatura?
- Tarareando las letras como si describieran tus sentimientos.
- ¿Me veo tan “gordo invierno te quiero” para vos?
- Depende que hagas ahora.
- En ese caso me vendría bien un trago fuerte para escuchar los bises. ¿Entramos?
- Sí, ahora mientras empiezan a tocar Y todos se distraen de la barra.
El
bajo recupera la atención de casi todos en el recinto. La música toma forma,
cuando cada instrumento se suma mientras el cantante nombra amores pasados,
recuerdos desteñidos, la ciudad dinámica, la estación misteriosa y el punto en
que uno sabe que está superó esa persona y puede avanzar. Ella y Él ingresan
por la misma puerta que utilizaron para salir, esta vez a un territorio
desconocido. Dejémoslos a solas, es su momento.
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