Atípico.
Salgo
a la calle para caminar unos metros y despejarme, es una hora extraña
las 4 de la mañana, contemplo el cielo despejado como una cúpula
ausente donde solo hay vacío, incluso cuando se que el contenido
absoluto es lo que mis ojos no pueden siquiera razonar más que como
pequeños puntos brillantes, esparcidos sobre un fondo azul oscuro y
negro. En medio del leve mareo que me provoca perderme en el
infinito, huelo el aire enrarecido, ese aroma a basura quemada
mezclada con humedad y perfume de los árboles consigue como siempre
devolverme no a la realidad, sino a un pasado ya distante que brilla
con la misma intensidad cada vez que lo visito. Entonces sin quererlo
la inercia de la nostalgia me devuelve nuestras noches, gloriosas a
la distancia, confusas en su momento, maravillosas por siempre.
Nos
veo con claridad en la calle, dichosos y tambaleantes con una botella
de vino sin abrir yendo a tu departamento. Vos y tu vino, yo y mis
ilusiones, supieron encontrarse y hacer vibrar el ambiente con el
choque de nuestro deseo contrastando la fachada amistosa y buena
charla. Me pregunto si pensarás en mí en noches como esta.
No
solo tu imagen me atrae, es también el recuerdo de días más
bellos, oportunidades pasadas que se ven con tanta claridad ahora. Tu
presencia parece ser el eje de todo, mientras me marea el aroma de
esa/ esta noche. Espero encontrarte como es nuestro estilo y
contártelo, es decir por bendición del destino, donde menos lo
espere, cuando no me tengas presente pero desees verme más que a
nada.
Me
provocás tantas emociones juntas. Porque te tuve pero no te tuve. Me
fui pero nunca me fui. Me tuviste y no me retuviste. Estoy pero no
estás. Estás pero no sé donde. Sé donde pero no si estás. Te
dolió que me fuera y no me recuperaste. Podríamos ser felices pero
no te importa. Ya no se si volveremos a vernos pero es lo que mas
deseo.
Sin
embargo es nuestra mutua ausencia la que sostiene el presente. Malo o
bueno, reconozco una etapa y su final. Más no puedo evitar recorrer
los senderos de la memoria y encontrarme con vos a tomar café entre
sonrisas cómplices para hablar del fin de semana. Espero que estés
muy bien. Yo sin dudas lo he intentado con cierto éxito. Nuestro
tiempo ha pasado pero estarás presente cuando escriba mi novela
sobre el amor, donde un personaje será atípico.
Es
una hora extraña, las 4 de la mañana.
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