Escape

El niño está durmiendo, sólo resta esperar.
Las sombras me persiguen como si lo mereciera, todo lo que hice fue brindar amor. Pero no entenderán, la orden ha sido enviada, he de luchar si pretendo seguir con vida. Escaleras abajo, debo apresurarme, está saliendo el sol. Si pudiera gritar lo haría. Cobardemente pediría auxilio a quienes pasan por la calle.¡Ellos comienzan su rutina en la tierra mientras yo juego a la escondida en el infierno!. Es injusto, no podré ver a mi hijo crecer, brindarle mi sabiduría, ni recibir su amor. Se aproximan ¡no puedo hablar!
Les he temido desde el incidente. Nuestra mascota lo provocó, fue un ataque que pude contener, un arrebato de lo que en ese momento me pareció una actitud territorial. Quiso atacar a mi hijo cuando le vio acercársele, el perro estaba comiendo se puso nervioso y trato de morderlo. Durante varios días el perro ladraba por horas hasta que yo iba a buscarle y le dejaba dormir en la habitación. Algo inusual para un perro de 10 años, que de pronto no deseara dormir solo, pero creí que se debía a la edad. Esto continuó por varias semanas, hasta que después de festejar el cumpleaños de mi hermano en casa, estábamos muy cansados como para entrar al perro.
Esa noche oí susurros en los pasillos y, tras levantarme de la cama, salí a investigar para no hallar respuesta. Bajé las escaleras porque seguí los extraños sonidos hacia la cochera donde nuestro perro dormía
Las he visto actuar. Unas ráfagas de humo negro surgieron desde un rincón oscuro rodeando al animal que comenzó a ladrarles intentando morderlas inútilmente. Jugaron con el ridiculizando sus esfuerzos, debí defenderlo pero me paralicé por el miedo, era la primera vez que veía algo semejante, mi estado de shock fue tal que tardé en notar que sus ladridos se volvieron inaudibles. Lo peor estaba por ocurrir, comenzaron a introducirse a través de su piel, ojos, oídos y hocico. Primero hubo espasmos el perro no emitía sonido ante las convulsiones. Luego su piel comenzó a sangrar, el dolor se veía pero no era posible oírlo, sus ojos buscaban algún tipo de ayuda pero yo estaba aterrado y algo me impedía moverme. La sangre brotaba de su hocico y solo podía emitir jadeos, la escena era grotesca, yo un cobarde. Comencé a intentar moverme en su dirección y quise despertar a mi esposa pero las sombras ya no sólo rodeaban al can también merodeaban acechantes bajo mis pies. Por algún motivo no atacaban aunque sí me impedían hacer algo para salvar a mi perro. ¡Mi perro yo amaba a ese animal lo tuve por 10 años y no merecía una muerta caprichosa, rastrera y vil!. Cuando se aburrieron le dieron fin, en ese momento tras escurrirse me permitieron moverme y acudir a despedir a la víctima.
Pero era demasiado tarde, lloré desconsolado mientras intentaba darle sentido a lo que había presenciado. Sólo en mis pesadillas era esto posible pero no estaba dormido. No dije nada a mi familia, pensé que no me creerían, ni lo creía yo mismo, hasta tener pruebas. Así que decidí investigar...
Ha sido mi error, es mi culpa que me persigan. En todo el tiempo que tuve para prepararme no anticipé nada de esto. ¿Cómo podría anticipar semejante hallazgo?
Seré valiente las enfrentaré como pueda, no debo rendirme ante el miedo. Si consigo salir de la casa, o si me lanzo por la ventana quizás logre escapar de ellas. Parecerá un accidente si no consigo sobrevivir la caída de tres pisos pero es todo lo que se me ocurre para poder cambiar el horrendo curso de las cosas.
Mientras intento seguir el camino hacia las escaleras, protegido por la sal de mar, cruzando las habitaciones para evitar salir a su encuentro, pienso en mi perro en como sentiré el martirio que me espera. ¿Será el dolor tan intenso que me impida realizar una última tarea? ¿Una acción tan importante que perdería la vida llevándola a cabo?
Con gusto moriré si consigo mi objetivo, debe saberse lo que descubrí. Semejante maldad desea quedar en el anonimato, logrando lo que se propone: horror sin límite.
Veo movimiento al final del pasillo, es momento de correr ya no me queda sal y esta habitación es la última del corredor, sólo puedo llegar a las escaleras saliendo de ella, luego no tendré mucho tiempo seguramente se adelantarán. Siento el miedo apoderándose de mis piernas, elevando mis pulsaciones ya casi puedo ver cómo late mi corazón están a dos habitaciones de distancia. ¡Ahora!
Corro torpemente los primeros 2 segundos, me tropiezo en mi cobardía unas milésimas hasta que recuerdo porqué estoy haciendo esto. Salen a mi encuentro desde las rejillas de la ventilación que están al final del pasillo. Sólo 5 segundos son lo que necesito para escapar de ellas y descender al segundo piso.
Un par de puños armados con sal, la lucha por bajar a la entrada de la casa con vida. Arrojo un poco tras de mí, sin razón, el temor me confunde. Se acercan, estoy en el segundo piso. Salto la barricada de sal que dispuse bajo la alfombra al pie de la escalera hacia el tercer piso...se detienen. Furiosas tratan de salir por los lados: también pensé en eso. Oigo alaridos graves, me amenazan, cuando me ataquen será brutal.
¡Estoy bajando! Ya casi lo consigo unos pocos metros hasta la entrada de la casa y huiré bajo la luz de la mañana.
¿Qué es eso? ¡No! ¡No es posible! Eso no es una manifestación, ¡es una persona! ¿Lo es? No podré contra eso. Hijo espero que encuentres mi nota.



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