Próximo.

Durante un par de años presencié la deconstrucción de mis ídolos. Los vi caer de su altar, como trozos de satélite que si sos desafortunado, caen en tu patio. Fueron tangibles como artefactos y materia orgánica. Accesibles, imperfectos, talentosos, carismáticos, mortales, imperdonables... lo mismo de siempre. Excepto que no fueron una hipótesis, se manifestaron posibles y demostrables. 
Yo decidí. Todos lo hacemos. También agradecí aunque hay una parte de mí, que inconsolable, sonríe ante pequeños triunfos postergados. Pero Yo el todo que aún no comprendo, debo avanzar. Quedan interrogantes sometidos al devenir.
 Al menos sé que no hay límites, eso aprendí de los restos de ídolos en el patio. 
Las estructuras de hielo cedieron, tras un arduo trabajo con años de esmero. Pude convencerme de una reestructuración. Siempre hablé sobre dejar recuperar mi verdadero yo, pero temía hacerlo. Gasté muchos más recursos en sostener mi desapego gélido que en avanzar efectivamente. Me perdí en mi desierto metálico. Jugué con los espejismos:  Ahora me ves, ahora no, ahora apenas, ahora tal vez, ahí estoy, ahora no, ¿me ves?. Pero ya no quiero continuar así.
Estoy caminando sobre el agua helada de mis hielos derretidos. Me siento eufórico, enérgico, presto. Próximo.

Comentarios