La Familia: Aullido.

Bruno estaba solo en la casa que daba a la parte sur de enorme manzana, un pequeño detalle sobre la ubicación, ese cuadrado de 100 metros cuadrados estaba en medio de diagonales, la calles eran cortadas por este y otros terrenos en forma de pequeños triángulos en 5 direcciones. Era todo un detalle en el plano de la ciudad, que le daba forma de pentagrama si se lo unía. Aunque oficialmente no había sido otra cosa que un capricho de la familia fundadora, quienes no quisieron modificar su enorme propiedad a medida que la ciudad crecía.
El joven estaba de visita por el mismo motivo que los otros hijos únicos en cada extremo de las casas, ya no cursaban mucho y se disponían a preparar finales. Un Viernes bastante convencional, los amigos de Bruno no tenían ganas de salir, habían entrado en esa detestable etapa en la cual ya solo se juntaban a tomar algo en una casa y rara vez iban a un pub. Para Bruno esto era frustrante a veces, pero no esta noche pues debía repasar aunque en realidad solo planeaba mirar alguna película y escuchar música. Tal vez whatsapear con su amigovia. Una inteligente, tímida, sarcástica chica que conoció interactuando vía tweets. Un fav suyo, otro fav correspondido, alguna mención ocasional, varios rt y muchos más favs, algún guiño en nuevos comentarios a fotos de ambos, la reciente encuesta y sus bromas políticas. Hasta que llegó el primer DM, consultando “casualmente” por un libro a ella y desde entonces habían sido inseparables en la ciudad, tenían suerte de haberse gustado y no vivir a 300 km de distancia como suele pasar en Twitter.
Bruno contemplaba la noche nublada, con aire de tormenta desde su habitación antes bajar a la sala de entretenimiento para ver “Tales Of Halloween” a solas, según él, como debe ser vista una película de terror. En especial después de hablar con Martín y burlarse por su anécdota de “El gato fantasma” que había encontrado en su casa a principios de mes. La brisa de la tarde fue convirtiéndose en viento con las horas. El tipo de viento que en una casa de dos pisos con ventanas abiertas, suele generar bruscos golpes y ruidos que alertan.
El ruido en su habitación no le desconcertó, subió con la misión de cerrar la ventana y volver a mirar la película. Como esperaba, todo estaba en su lugar dentro del cuarto. Cerró la ventana aliviado, aunque no lo admitiría tampoco y se dispuso a bajar. Cuando escuchó que un adorno caía en el pasillo, detrás de él. Sin corrientes de aire que lo justificaran. Giró lentamente, recordando tomar su celular para registrar el evento como intentó hacer Martín, incluso cuando no le creía, no iba a desperdiciar esta oportunidad. Levantó la vista dos segundos después cuando estaba listo para filmar, enfocó y la luz se cortó.
Con cierta calma pensó alguna explicación para que su casa no tuviera luz y las demás casas sí, como podía observar desde la ventana. Intentando restar importancia a un momento extraño. Pero para su desgracia, no solo no estaba imaginando esto, sino que el amigable felino, no era quién lo visitaba como a Martín.
La figura se desplazó velozmente entre las habitaciones, dando saltos largos sobre el pasillo, volando de una puerta a la otra. ¿Qué era esto? ¿Qué podría hacer con esto? ¿Tenía razón Martín? ¿La manzana estaba embrujada como decían en el pueblo que había sucedido décadas atrás?
Tal como temía, el sonido ensordecedor no se hizo esperar. Colmó con su lamento agudo cada parte de la casa, emanando de los pisos y paredes. Mientras Bruno seguía filmando, el lamento distorsionaba la imagen de su celular. Esto era más fuerte que el felino. Él lo intuyó, de repente supo que estaba en peligro. Algo que había sentido con intensidad hace poco más de un mes, la noche que surgió el espíritu.
La figura pronto llegó hasta él, se detuvo en frente para observarlo, su gruñido paralizó a Bruno. El celular seguía filmando. Pudo observar de reojo, las fuertes mandíbulas y los afilados dientes que degustaban su temor.
Las patas rasgaron el piso, mientras Bruno pensaba como podía un plan de escape. ¿Con qué podría golpearlo para ganar tiempo? Esa lámpara de hierro sobre la pequeña mesada al principio del pasillo, lo primero que veía cuando subía la escalera. Estaba a unos 5 pasos. Debía retroceder 5 largos pasos para llegar, darle un golpe, una distracción, algo que trabara esas fauces. Algo que reemplazara su cuerpo.





5: El primer paso le provocó sudor frío, cuando el ánima gruñó de tal forma que los pisos temblaron.
4: "¿Por qué nadie me enseñó como apaciguar un león o un tigre o algo casi tan aterrador como esto?"
3: La mordida de advertencia le arrancó un trozo de jean sobre la rodilla, las mandíbulas cerrando a milímetros de la piel lo lastimaron.
2: Ahora temía que la sangre fuera una invitación a devorarlo.
1: Para llegar al velador de hierro necesitaba una distraer a la bestia... Apuntó sutilmente con el celular a los ojos y encendió el flash.
Tuvo un segundo para evitar la mordida que se hubiera llevado su brazo derecho. Tomó el velador para golpearlo y como esperaba, pudo huir. Mientras oía una mezcla de gruñidos aterradores y hierro retorcido, logró salir al patio, intentando escapar a otra casa conectada. El mosquitero de su puerta cayó frente a él, a mitad de camino entre los patios. Bruno se dio vuelta enojado y por instinto le ordenó: ¡¡SENTADO!!
La bestia se detuvo a 5 centímetros de su cuerpo. Lo evaluó y a su expresión furibunda. Los ojos de Bruno estaban inyectados en sangre. Y entonces, sucedió lo más insólito de la noche: la bestia se sentó y agachó la cabeza. Revelando su naturaleza detrás del espíritu alterado.
Había sido un Ovejero Alemán en vida. Y Bruno de alguna forma supo como detenerlo. Aún le quedarían cosas por hacer, como explicar que pasó con el velador devenido en una bola de metal masticado. Y arreglar el mosquitero. Algo que hizo mientras el can jugaba con él, trayéndole el velador para que se lo arroje al patio una y otra vez. Hasta que desapareció.
Ingresó a su casa y retomó su película para tratar de calmarse. ¿Su rodilla? El can lo lamió afectuosamente y cicatrizó al instante. Le mandó un whatsapp a Martín y le dijo que fuera urgente a su casa para contarle y mostrarle su vídeo con estática.
Algo está surgiendo con gran fuerza en las propiedades, pero ¿por qué ahora? ¿Qué ocultan las historias que les contaban de chicos? Todo está próximo a revelarse. 

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