La Familia: Maullido.
La
niebla en el jardín, nada como su espesa y misteriosa composición
para brindar un contexto a esa presencia. Su figura avanzaba sobre el
césped, helando pequeños insectos en su camino, emitiendo sutiles
ecos que erizaban la piel de quienes estaban despiertos en la
manzana. Tétrico se dirigía en dirección al inicio y fin de todo
su ciclo, el Norte.
Martín estaba solo en la gran casa, durante una inquietante noche fresca sin
Luna. Su gata dormía, por ello le intrigó él maullido en el
jardín. Amante de los felinos, por ese detalle que los muestra
indiferentes a los deseos de sus amos, tan distintos a los perros.
Salió
al patio para ver, curioso como siempre, intentó encender las luces
pero no funcionaron. Este pequeño detalle lo paralizó un instante,
como si su subconsciente le cuestionara salir al patio. Pero
obstinado, se dijo a sí mismo "No tengo por qué temer"
mientras ingresaba despacio a las penumbras.
Atribuyó
varios ruidos al viento y a su imaginación las formas que las luces
en la calle dibujaran sobre sus plantas. Recordó con una mueca
escenas similares en películas de terror. ¿Pero cómo algo así,
ficticio, sucedería en su patio?
Se detuvo en plena oscuridad, observando sigilosamente alrededor, como lo haría su gata. Las sombras jugaban a su alrededor sin tocarlo. Al cabo de 15 minutos que se sintieron eternos, decidió ingresar a su casa y continuar mirando una serie. "No hay ningún maullido". Cerró la puerta, aunque por fuera se mantuviera calmo, puso la traba además del cerrojo y reanudó sus pensamientos. “Nada afuera. Nadie.”
Se detuvo en plena oscuridad, observando sigilosamente alrededor, como lo haría su gata. Las sombras jugaban a su alrededor sin tocarlo. Al cabo de 15 minutos que se sintieron eternos, decidió ingresar a su casa y continuar mirando una serie. "No hay ningún maullido". Cerró la puerta, aunque por fuera se mantuviera calmo, puso la traba además del cerrojo y reanudó sus pensamientos. “Nada afuera. Nadie.”
Puso
play a la serie en su notebook, logró reírse una vez antes de que
el maullido volviera a escucharse. "¿Otra vez?¿Será el
viento?" Se asomó por la ventana, calmo, reflexivo, no intentó
volver a salir. Razonando que no tenía miedo, solo era una pérdida
de tiempo volver a investigar. Daba igual realmente, el maullido
venía desde dentro de la casa.
Su gata
despertó, sobresaltada, esto hizo que su fachada despreocupada
cediera. Imaginó algo simple: un gato entró cuando él salió al
jardín. Seguramente el mismo que había estado maullando fuera. Solo
debía encontrarlo y sacarlo. Nada raro. Nada más que una anécdota.
Un simple felino, sí, eso debía ser. Y por lo tanto que las luces
de su casa titilaran y se cortaran, era otra simple coincidencia.
Buscó
su celular, encendió el flash y vio su pulso alterado cuando el
maullido comenzó a escuchar nuevamente, atravesando las paredes. El
sonido irritante, provenía de todas direcciones, lo escuchaba en las
ventanas, desde el primer piso, debajo de las escaleras... "¿Qué
mierda está pasando?" Buscó un cuchillo, filoso, el favorito
para cortar la carne. Él no dañaría a un animal pero esto era muy
extraño.
Se
aventuró a buscar la causa del maullido en la oscuridad, mientras su
gata se escurría por la ventana. “¿Debería llamar a alguien?
No.” Recorrió la planta baja sin encontrar al animal, si eso era,
deseaba que eso fuera. Entonces subió a buscarle, aunque ya se había
callado. "Nada". Una pérdida de tiempo, sudor frío en
vano. Bajó intrigado, seguramente fue un gato, tal vez estaba en un
rincón donde se oía fuerte.
La
electricidad regresó, no tuvo tiempo siquiera a observar si toda la
cuadra había sido afectada, no le importó averiguarlo. Luego de
unos minutos, se disponía a tomar un café y mirar su serie
favorita. Listo para dejar todo detrás, una muy buena anécdota.
Pero "Penny Dreadful", no tenía sonido, en su lugar el
maullido emanaba de las bocas de los actores.
Temblando,
marcó en su celular el número de la policía, no sabía que diría
pero alguien tenía que presenciar este suceso. Un oficial atendió
su llamada y cuando Martín le comentó que sucedía, del otro lado
comenzó a maullar. Pero eso no fue suficiente... Sintió que la
lengua rasposa de un felino, subía por su oreja, probándole.
Su
celular cayó y se quejó furioso al golpear el suelo, como un gato
cuando lo molestan. Fue entonces cuando lo vio. Sobre el mesón de la
cocina, algo distorsionaba la luz, una figura se movía con gracia.
Las luces tintineaban, la tensión bajaba precedida por los
maullidos. Esos malditos ruidos que alguna vez le causaron ternura en
su gata. Tomó su celular observando de reojo la figura que se
divisaba transparente, se dispuso a filmarlo para tener pruebas y
convencerse.
La
figura disgustada le espetó un sonido amenazante, mientras las luces
volvían a apagarse. Pero esto no detuvo a Martín, él quería
pruebas. Con el filtro de visión nocturna al fin pudo verlo, tal
como sospechaba era un gato. O lo había sido antes de esa noche.
Temblando
aún, le sirvió un plato de leche y esperó a ver si la figura
respondía. Lo hizo, desde luego, desvaneciéndose mientras tomaba.
La energía regresó, junto con su gata que deseaba comer. Él sonrío
y pensó "Qué gran anécdota, para un sábado que pasé sin
salir de casa".
El vídeo no mostraba nada más que estática, pero no le importó. Desde entonces siempre tiene leche y alimento por si recibe otra visita.
El vídeo no mostraba nada más que estática, pero no le importó. Desde entonces siempre tiene leche y alimento por si recibe otra visita.
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